Mario
y Gonzalo son dos grandes amigos que viven en San Sebastián y que comparten una
gran afición, viajar. Llevaban muchos años intentando hacer un viaje juntos,
pero por diferentes motivos no podían realizarlo.
Hasta el 24 de febrero del 2020, que
fue el día en el que comenzaron su viaje. El día era soleado y la temperatura muy
buena, lo que quiere decir que era el día perfecto para emprender el viaje que
tanto tiempo llevaban esperando, por eso Mario y Gonzalo estaban metiendo en su
barco el material necesario para sobrevivir durante al menos medio año. El
viaje soñado por estos dos grandes amigos, era dirigirse a Noruega, el lugar
donde querían vivir. Para realizar este viaje, tenían una pequeña embarcación,
la cual disponía de una habitación con dos camas, una pequeña cocina, un baño, una
zona común donde podían relajarse y un bote salvavidas.
Cuando terminaron de preparar la
embarcación fueron a sus casas para despedirse de los familiares, y alrededor
de las cinco de la tarde, partieron desde el puerto de San Sebastián con
destino Noruega.
A
los dos días de estar navegando, Mario se dio cuenta de que algo en el barco no
iba bien y fue corriendo a decírselo a Gonzalo que se encontraba descansando en
la zona común:
- - ¡Gonzalo, Gonzalo! Gritaba Mario muy
asustado. Creo que algo va mal huele raro y el barco va cada vez más lento.
Con
lo que le contesta Gonzalo:
-
- Será que ha empezado a fallar el motor
vamos a verlo.
Se dirigen los dos hacia los mandos
de control, pero por más que miran no saben que está pasando. Miran por toda la
embarcación en busca de pistas que les lleven a detectar por qué el barco
empieza a deteriorarse, pero siguen sin saberlo. De pronto, Mario se asoma por
la proa de la embarcación y se da cuenta que el agua está totalmente
contaminada, hay plásticos, botellas, peces muertos flotando… y a causa de
esto, la madera del barco se está deteriorando cada vez más.
Los dos amigos tenían que tomar una
decisión rápida, ya que si se quedaban en el barco podían morir. Mario y
Gonzalo se miraban, no sabían que hacer, si seguían adelante con el viaje
perdían la vida, pero si regresaban a casa en el bote salvavidas sobrevivían.
-
- ¡Mario! ¿qué hacemos no nos podemos quedar
aquí quietos, tenemos que hacer algo? - dijo Gonzalo.
-
Tenemos dos opciones, nos quedamos en el
barco esperando que la situación mejore, o, por otro lado, podemos coger el
bote salvavidas y regresar a casa. – contestó Mario.
Gonzalo sin pensárselo dos veces fue
corriendo hasta el bote, mientras tanto, Mario se dirigió a la cocina para
coger un poco de comida para no morir de hambre. Cuando tenían todo listo se
subieron al bote y empezaron a alejarse de la embarcación, empezaron a mirar
para atrás los dos llorando sabiendo que un año más las cosas no salían como
ellos esperaban. Al caer la noche, los amigos se duermen esperando que el día
de mañana sea mejor que el que habían vivido hoy.
Empieza a amanecer y el sol se
refleja en el agua, Gonzalo se despierta y de fondo empieza a ver el puerto de
San Sebastián. Emocionado despierta a Mario y los dos se abrazan sabiendo que
esta pesadilla de viaje estaba llegando a su fin. Pero la alegría poco les
duró, ya que al llegar al puerto no había nadie, la ciudad estaba vacía. No
sabían que estaba pasando, y a lo lejos ven un cartel grande que pone. ¡No
salgan de sus casas, un virus llamado COVID-19 está arrasando con toda la
península y por seguridad deben quedarse en sus casas!
Debido a esta situación Mario y
Gonzalo no tenían como llegar a sus casas ya que vivían en un pueblo de al lado
llamado Rentería, y para llegar a él necesitaban coger un autobús, pero la
cuidad estaba paralizada. Sin saber qué hacer, decidieron volver al puerto.
Mario
llorando le dice a Gonzalo:
-
- Nos hemos quedado sin nada, no tenemos
móvil ni dinero para poder ir a comprar comida, estamos acabados.
Gonzalo
no sabe que decirle, como tranquilizarlo, pero cuando estaban a punto de llegar
al puerto, una familia pesquera, les invito a subir a casa. Al llegar a casa,
Mario y Gonzalo les contaron la aventura que habían vivido, pero sobre todo que
la contaminación del agua era muy grande y que esto había que pararlo.
Al igual que los dos aventureros le contaron su historia,
la familia también les contó que era el COVID-19, los dos amigos escuchaban la
historia aterrorizados sin saber cuándo iban a volver a ver a sus familiares.